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Ese porcentaje que es equivalente a cerca de 41 millones de personas.

En las zonas rurales de los países de América Latina, el trabajo en el campo se caracteriza por una alta informalidad y vulnerabilidad, a la fecha, el 76.8% de trabajadores rurales tienen empleos informales, una tasa que equivale a cerca de 41 millones de personas, este sector presenta desafíos concretos en el marco de la pandemia del covid-19, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En el caso de las mujeres rurales, la tasa de informalidad se ubica en 78.8% por encima de la de los hombres que es 75.9%. Por ello, urge un enfoque territorial y sectorial en la gestión de la crisis y la reactivación para garantizar la supervivencia de las personas, el empleo, los ingresos y la seguridad alimentaria.

“Establecer instancias de coordinación público-privada resulta un factor indispensable en esta lucha contra la pandemia en el ámbito rural. En este caso, los gobiernos regionales y locales pueden jugar el rol de articulador y las dependencias públicas sectoriales (salud, educación, transporte, agricultura, turismo, etc.), el de brazos ejecutores”, señaló Efraín Quicaña, especialista regional en economía rural de la OIT

En la medida que la pandemia se extienda a las zonas rurales, se agudizará severamente la situación socioeconómica de los trabajadores con empleos informales, sobre todo los que se enfrentan potencialmente a desafíos adicionales como el acceso a los servicios básicos, en especial los de salud y saneamiento, así como las instituciones del mercado de trabajo y lo servicios productivos, son limitados.

La OIT saco el informe “Hacia la territorialización de medidas para prevenir y mitigar el contagio con el COVID-19 al empleo en las áreas rurales de América Latina” donde señala medidas para prevenir y mitigar los impactos del coronavirus que deben estar concentradas en tres ámbitos esenciales.

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